Monseñor Óscar Arnulfo Romero

Posted by Roberto C. Lozano | Posted on 7:02 p. m.

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Antes de inicar una nueva etapa en el blog, siento el compromiso de publicar una Biografia de Monseñor Romero. Ya considerado por muchos como "SAN ROMERO, MÁRTIR DE LAS AMÉRICAS".

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (Ciudad Barrios, El Salvador, 15 de agosto de 1917San Salvador, El Salvador, 24 de marzo de 1980) fue un sacerdote católico salvadoreño, cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980), comúnmente conocido como Monseñor Romero. Él se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral.


Como arzobispo, él denunció en sus homilías dominicales, numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la
violencia política de su país. Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la Iglesia Católica se le consideró, un obispo que defendía la "opción preferencial por los pobres". En una de sus homilías, Monseñor Romero afirmó: "La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación." (11 de noviembre de 1977).


En 1994, una causa para su canonización fue abierta por su sucesor
Arturo Rivera y Damas; Monseñor Romero recibió el título de Siervo de Dios. El proceso de canonización continúa. En Latinoamérica muchos se refieren a él como “San Romero de América”. Fuera de la Iglesia Católica, Romero es honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad, incluyendo a la Comunión Anglicana. Él es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la Abadía de Westminster, en Londres.

Infancia y Juventud

Oscar Arnulfo Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel (El Salvador). Era el segundo de 7 hermanos, hijos del matrimonio formada por Santos Romero y Guadalupe Galdámez. Fue bautizado, el 11 de mayo de 1919, en la iglesia parroquial de su ciudad natal. Desde niño tuvo una salud muy frágil, fue retraído y callado. En la escuela pública donde estudió, él destacó en materias humanísticas más que numéricas. Él practicó desde su infancia, la oración nocturna y la veneración al Inmaculado Corazón de María.


Carrera eclesial

En 1930, a la edad de 13 años ingresó al seminario menor de San Miguel, que era dirigido por sacerdotes claretianos, posteriormente, en 1937 ingresó en el Seminario de San José de la Montaña, en San Salvador; ese mismo año, viajó a Roma donde continúo sus estudios de teología en el Colegio Pío Latinoamericano (actual Universidad Gregoriana), hasta que llegó a ser ordenado sacerdote, el 4 de abril de 1942, a la edad de 25 años. En Roma fue alumno de monseñor Giovanni Batista Montini, (futuro papa Pablo VI).


Regresó a El Salvador en
1943 siendo nombrado párroco de la ciudad de Anamorós, en La Unión; después fue enviado a la ciudad de San Miguel donde sirvió como párroco en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz y como secretario del Obispo diocesano, monseñor Miguel Ángel Machado.


Posteriormente fue nombrado secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador en
1968. El 21 de abril de 1970, el papa Pablo VI lo designa Obispo Auxiliar de San Salvador, recibiendo la consagración episcopal, el 21 de junio de 1970, de manos del nuncio apostólico Girolamo Prigrione. En 1974, fue nombrado obispo de la diócesis de Santiago de María, en el departamento de Usulután, en donde estuvo durante tres años. Hasta que el 3 de febrero de 1977, es nombrado a Arzobispo de San Salvador, como sucesor de Monseñor Luis Chávez y González, este nombramiento le fue dado por el Papa Pablo VI. Tomó posesión del cargo arzobispal, el 22 de febrero de 1977. En la arquidiócesis, donde predominaba el clero con ideas sociales progresistas, causó extrañeza su nombramiento, pues era visto como un obispo muy conservador.


ARZOBISPADO

El jesuita James R. Brockman en el libro "La palabra queda" señala que hasta llegar a la sede arzobispal, en toda su carrera eclesial, la predicación de monseñor Romero siempre se había basado en el Evangelio, las encíclicas papales y los documentos del Concilio Vaticano II, pero manteniendo cierto recelo sobre las enseñanzas de justicia social, de la asamblea episcopal latinoamericana de Medellín. Él en varias ocasiones como obispo auxiliar en San Salvador y obispo de Santiago de María había expresado su recelo por el degeneramiento que se le daba al Evangelio al ponerlo al servicio de una ideología (en referencia a los clérigos que sostenían una posición de izquierda). Asimismo Brockman señala que muchos sacerdotes pensaron cuando se dió a conocer su nombramiento, que Romero era el candidato de los sectores pudientes que deseaban contener a los grupos progresistas de la Iglesia. A los pocos días de llegar al arzobispado, el 12 de marzo de 1977 es asesinado el sacerdote jesuita Rutilio Grande, amigo personal de Monseñor Romero. Este crimen fue lo que impulsó a cambiar públicamente sus posiciones a Romero. El comenzó a cambiar su predicación y pasó a defender los derechos de los desprotegidos. Monseñor Romero denunció en sus homilías, los atropellos contra los derechos de los campesinos, de los obreros, de sus sacerdotes, y de todas las personas que recurrieran a él, en el contexto de violencia y represión militar que vivía el país. En sus homilías posteriores a la muerte de Rutilio Grande, recurre sin temor a los textos de la Conferencia de Medellín, y pide una mayor justicia en la sociedad. Durante los tres años siguientes, sus homilías, transmitidas por la Radio diocesana YSAX denuncian la violencia tanto del gobierno militar como de los grupos armados de izquierda. Señala especialmente hechos violentos como los asesinatos cometidos por escuadrones de la muerte y la desaparición forzada de personas, cometida por los cuerpos de seguridad. En agosto de 1978, publica una carta pastoral donde afirma el derecho del pueblo a la organización y al reclamo pacífico de sus derechos. En octubre de 1979, recibe con cierta esperanza, las promesas del nuevo gobierno de la Junta Revolucionaria de Gobierno, pero con el transcurso de las semanas, vuelve a denunciar nuevos hechos de represión realizados por los cuerpos de seguridad.


Un día antes de su muerte hizo un enérgico llamamiento al ejército salvadoreño:

"yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión."

El día lunes 24 de marzo de 1980 fue asesinado cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia, en la colonia Miramonte de San Salvador. Un disparo hecho por un francotirador impacto en su corazón, en el preciso momento de la eucaristía. Al ser asesinado, tenía 62 años de edad. Sus restos mortales descansan en la cripta de la Catedral de San Salvador. En 1993 la Comisión de la Verdad, organismo creado por los Acuerdos de Paz de Chapultepec para investigar los crímenes más graves cometidos en la guerra civil salvadoreña, concluyo que el asesinato de Monseñor Oscar Romero había sido ejecutado por un escuadrón de la muerte formado por civiles y militares de ultraderecha y dirigidos por el mayor Roberto d'Aubuisson, (fundador del Partido ultra conservador ARENA) y el capitán Álvaro Saravia.


D'Aubuisson, que murió en 1992, siempre rechazó su vinculación al hecho. En 2004, una corte de los
Estados Unidos, declaró civilmente responsable del crimen al capitán Saravia y le impuso la obligación de pagar una indemnización a la familia de Monseñor Romero.


En
1990 la Arquidiócesis de San Salvador pide permiso a la Santa Sede para iniciar el proceso de canonización. El proceso diocesano concluye en 1995 y el expediente es enviado a la Congregación para la Causa de los Santos, en el Vaticano, quien en 2000 se lo trasfiere a la Congregación para la Doctrina de la Fe (en ese entonces dirigida por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI) para que analice concienzudamente los escritos y homilías de monseñor Romero. Una vez terminado dicho análisis, en 2005 el postulador de la causa de canonización, monseñor Vicenzo Paglia, informa a los medios de comunicación de las conclusiones del estudio: “Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres”. El proceso seguirá nuevos trámites, que si son superados, podrían acercar la fecha en que Óscar Arnulfo Romero sea elevado a los altares como el primer santo y mártir de El Salvador.


Aunque existen movimientos conservadores que se oponen a dicho proceso.


Romero fue símbolo de unión con los pobres durante la guerra en El Salvador (1980-1992). Actualmente es considerado como un ejemplo a seguir por distintas comunidades hispanas, y de otras partes del mundo.

Tomado de: Wikipedia